lunes, 30 de diciembre de 2013

Guía para ser un malote

Hola, soy Juanito el Malo, el más malo de todo mi barrio y hoy te enseñaré a ser un chico temido y respetado:

Lo primero que hay que hacer es tener a unos padres despreocupados e idiotas. Si puede ser, que de pequeño te suelten en el parque a jugar con niños idiotas mientras ellos se van a hablar con otros padres aún más idiotas. Si tuviste esto de pequeño, ya estás con ventaja sobre el resto y si fuiste fruto de un condón roto, ya casi estás preparado para graduarte.

Continuemos. Una vez entrados en la educación secundaria, arrímate a los más listos de la clase, esos que te sacan uno o dos años (cuanto más mayores mejor), y empieza a comportarte como lo hacen ellos. Dejate ver la lengua todo el día y muérdela de vez en cuando, si sale sangre y te llaman retrasado es que lo estás haciendo genial. Una vez conseguido esto, deberás cambiar un poco tu ''look''. Córtate el pelo lo más que puedas (pero no te olvides de dejar una escoba en la parte superior) e intenta rebozarte la cara en mierda de caballo antes de ir a clase todos los días. Con esto consegirás que la gente te tema y ni se te acerque. Además, deberás: cojer unos pantalones de tu padre (si se ha dejado alguno en casa) y hacerle algunos agujeros aleatorios, confeccionarte una camiseta con las sábanas, pegarle alguna pegatina en la que haya iniciales y alguna palabra o frase en inglés y comprarte una gorra en plan rapero super guay.

Si has llegado hasta aquí, es que tienes madera de malote. El resto será un caminito de rosas...
Lo único que te falta son meros detalles... Sacar malas notas, usar la fuerza para imponer tu estupidez, fumar, pegar de vez en cuando a una farola, demostrar tu machismo e ignorancia día a día y, lo más importante de todo, conseguir aparecer en ''Hermano Mayor''. Una vez llegues aquí, serás un malote consagrado y nadie te volverá a mirar con los mismos ojos.

Buena suerte aprendiz de desecho social.

martes, 24 de diciembre de 2013

HD

*Voz de vendedor de la teletienda*

Uno de los mejores inventos para las marujas de cada ciudad. Esta mejora de video le permitirá ver hasta el último grano, poro o malformación irreconocible para el resto de los miserables mortales que aún no poseen una televisión en HD.

Ya lo sabe, si quiere convertirse en la amargada por excelencia, no dude en comprar la última moda de televisores y de esta manera podrá rajar de los demás hasta límites antes inimaginables.
Recreese en los fallos y defectos físicos de los famosos mientras se olvida de que está más sola que una coliflor en un McDonalds.

¡No lo dude más! Llame ahora y llévese de regalo una amiga imaginaria adaptable a innumerables estados de ánimo (ropa y comida no incluídas).

lunes, 23 de diciembre de 2013

La mala educación.

Aplausos y júbilos llenan ahora el estadio tras la simple y decepcionante descripción de la tierra del flamenco, la paella y otras costumbres no meritorias de ser nombradas. Manos que se chocan entre sí y que proponen cambios. Manos que claman la educación como base del sistema educativo. Manos que, presentadas por medios ''sobreantes'', pasan a ser confundidas y maltratadas.
Y entonces, la gran masa de carniceros que compra esta materia prima de mala calidad, entra en escena y convierte esas manos en ridículos muñones. Que sí, siguen haciendo ruído, pero apenas se escucha.

Esta gran masa vuelve ahora a casa contando por el camino como, heroicamente y en nombre del pueblo Español, ha acabado con las enfermedades que nos amenazaban: la inteligencia,
el conocimiento y demás. Enfermedades más que tratadas a base de calmantes diarios en nuestros kioskos por parte del gobierno, por los siglos de los siglos, amén.
Visto todo desde esta perspectiva, parece el típico programa cómico español emitido todas las tardes de lunes a viernes en el que deciden contratar como reportera a una señorita con los pechos más grandes que su cabeza, portadora de un bestido más corto que una toalla de lavabo y más triste que el momento en el que René, la marioneta, descubrió que dentro de su cuerpo había una mano humana.
Volviendo al mundo real, debemos reconocer que la mayoría de españoles, ante propuestas de cambio y progreso, sacan las armas por defender algo que no conocen muy bien. Algo que se les ha servido en bandeja a manos de camareros con el suficiente poder para decir que, ese algo, es lo mejor del restaurante aún a sabiendas de que mienten. Teniendo en mente el único objetivo de defender su negocio y mantener felices a los que sustentan al restaurante ''España''.

Todo esta espiral de demencias comienza ya a una temprana edad cuando se nos ocurre entrar en la escuela y, posteriormente, en secundaria y bachiller. Siendo, posiblemente, estos últimos la causa de todos nuestros males. Tenemos ante nosotros la edad que marcará nuestra vida. Que marcará nuestro carácter, nuestra personalidad y nuestras posteriores decisiones y, en vez de aprovechar esta herramienta a la que llamamos educación, hacemos con ella el uso contrario, la convertimos en la deseducación. Primero de forma obligatoria (Deseducación Secundaria Obligatoria) y, posteriormente de forma obligatoria pero adornada con rositas y colorines (Bachiller). En este trágico periodo de nuestra vida nos dedicamos a aprender inútiles y complejas fórmulas matemáticas sin ninguna utilidad cotidiana, a memorizar infinitas frases sobre reyes, escritores, músicos y ''fumaos'' de la antigüedad y, mi parte favorita, aprendemos a agachar la cabeza, a convertirnos en ovejitas guiadas por un palo que sostiene un billete en su punta y a obedecer al portador de dicho palo que actúa normalmente de villano ante la idea de perder ese billete y no generar cincuenta nuevos.

Ay... si el Demiurgo estuviese vivo no permitiría esto... ¿Cómo dices? ¿Qué no sabes quien es el Demiurgo? Anda, deja la cura para el cancer y ponte a limpiar aceras, ¡paleto!