viernes, 31 de enero de 2014

Los coches

Los coches, esos pequeños rebeldes que reclaman tu atención y cariño a todas horas cual hijo pequeño. Pero con la ventaja de que lo puedes pagar a plazos.
Siempre están ahí, mirándote con esos ojitos y pidiéndote que lo enciendas y te vayas a tirar la basura a la vuelta de la esquina con él.
Buscan tu atención, a veces, de maneras poco ortodoxas:
Que si se les ha pinchado una rueda y les duele...
Que si se les ha acabado el agua y tienes que rellenarles la botella...
En fin, cómo cualquier niño pequeño, necesitan sus cuidados y mimos y tampoco se los vamos a negar ya que luego nos puede pasar como a muchos que, en cuanto se les hacen mayores, no les gusta cómo ha acabado la cosa y llaman a programas de televisión para que les echen una mano y los devuelvan al buen camino. Ya sea cambiándoles la carrocería, la tapicería o el motor en algunos casos extremos.
De igual manera que con los críos, las leyes también son amables y flexibles con ellos. No es la primera vez que, estando una anciana cruzando la calle, aparece de la nada un padre primerizo muy feliz con su bebé y la culpable del atropello acaba siendo la señora por interponerse en la trayectoria del coche.
Pero bueno, todo sea por mantener el índice de natalidad, esas bellas estampas de ciudades repletas de padres y madres con sus cochecitos y esos humos, motivo de risas para unos y de desagrado para otros.

miércoles, 29 de enero de 2014

Hasta que lo pierdes

Sé que es poca gente la que leerá esto (entre los cuales me incluyo) pero creo que necesito dejarlo plasmado en una página en blanco que poco a poco se llena de negro y, de paso, recordaros algo fundamental.
Como bien dice el título, no sucede hasta que lo pierdes. Y creo que todos sabéis a que me refiero, no te das cuenta de cuanto necesitas algo o a alguien hasta que se va. Cuento todo esto por un simple sueño al que podríamos llamar pesadilla, una de esas que te levantas y agradeces estar de nuevo en el mundo real y ver que era todo mentira. En mi caso solo fue un sueño, por suerte, pero esto pasa a diario y la gente se da cuenta demasiado tarde, cuando no puedes volver atrás. Porque la vida no otorga segundas oportunidades, no es un juego en el que puedas hacer trampas para enmendar un error ni un exámen suspenso que recuperas a final de curso. Las cosas pasan y no hay vuelta de tuerca.
Recurriré a mi pesadilla para utilizarla como ejemplo. En ella, después de dejar de hablar con un ser querido por el teléfono, veía como en las noticias anunciaban que se estaban produciendo revueltas en el lugar donde estaba esa persona y que los problemas con los más agresivos se sucedían. Yo, alarmado y a todo prisa, intentaba comunicarme con ella pero no era capaz, por más que llamaba y mandaba mensajes, no respondía a nada... Después de eso, el mundo se me echó encima y la ansiedad me invadió acompañada del eterno vacío que había dejado ahora esa persona en mí... Por suerte, justo en ese momento desperté muy alterado y pude comprobar que no había pasado absolutamente nada, pero me sirvió para recordarme lo que ahora escribo, no nos damos cuenta de lo mucho que necesitamos a alguien hasta que no está. Es por eso que os digo y me recuerdo que aprovechéis lo que tenéis ahora y dais por sentado que siempre tendréis porque, lo que en mi caso ha sido un sueño, podría ser la realidad de alguno. Esa realidad de la que, por desgracia a veces, no te puedes despertar.

sábado, 25 de enero de 2014

Canis por el mundo

Antes de empezar, canis del mundo, que no se os calienten las orejitas que es de colegueo esto ;)
Si, si, ya va... ahora se lo escribo en su idioma: 'Haver xiks, n hos henfadéis q sto s d bn royo Xd'
Ale, presentaciones hechas, ahora me voy a desfogar un poquito con vosotros porque después de todo el SIDA que me habéis pasado creo que ya me toca:

Primero de todo amigos, aprended a escribir, ¡POR FAVOR! Mis ojos lloran cada jodida vez que hay que leer algo escrito por vosotros. Que si ponéis la 'v' y la 'b' donde os sale del orto, que si alargais las palabras repitiendo letras, que si ponéis putos símbolos de dollar en vez de eses y, lo peor de todo, ¡no paráis de presionar 'mayus' a cada puto segundo! Ya sé, os cuesta distinguir en que remoto sitio de esos inmensos textos hay que poner mayúsculas y probablemente pensaréis que es mejor que sobren a que falten pero no es así. Y si no estáis de acuerdo, miraos un poco, os sobra el retraso por todas partes, cabrones.

Segundo, las putas fotos de mierda. ¡¿Pero que cojones hacéis de vuestra vida?! Siempre sacando fotos, en el espejo del baño, en el espejo del baño del vecino, en el espejo del baño de la amiga... ¿Que pasa? ¿Hacéis jodidos túneles de casa a casa para que no se os pueda ver fuera de ese baño lleno de mierda y con un niño cagando? Es eso, ¿no?

Tercero, ¿qué os pasa en la cara? Contadme... ¿El médico en vez de pegaros en el culo os dio un poco más arriba con el cordón umbilical de vuestra madre? Joder, y es que aún por encima tenéis los cojones tan grandes de poner cara de pato, ¡que la vuestra ya mete miedo de por si! Sobre todo con la descomunal cantidad de maquillaje que os echáis encima (en el caso de las 'sexy mamasitas') y esos peinados de monguer que, o bien os rapáis casi toda la cabeza, o dejáis el felpudo ahí arriba para limpiar los pies antes de entrar al cuarto de baño.

Cuarto y último punto, dáis asco. Muchos asco, y no es de coña. Es muy triste ver que hay 'semejantes' a uno mismo que son tan retrasados. Y luego aún nos preguntamos por qué este mundo da asco. Si es que vosotros, inocentes canis, solo sois un trocito de la gran mierda que está a nuestro alrededor a diario. El trocito ese que tienes que limpiarte después de una gran cagada. Es por eso, que no seré cruel con vosotros, solo deseo que os extingáis de una puta vez y que alguien tire cuanto antes de la cadena. Gracias :)

viernes, 24 de enero de 2014

Cosas electrónicas

¿Quiere usted tener la posibilidad de violar un libro? Ahora puede hacerlo tranquilamente desde el sofá de su casa y sin el menor remordimiento.

Lea una tragedia mientras suena de fondo Paquito el Chocolatero o a la vez que reenvía absurdas cadenas de mensajes a sus veinte amigos mas cercanos para evitar que la niña del pozo salga de él y le vaya a dar las buenas noches cuando se acueste.
Para usted, persona multitaréa y más que avanzada, hemos creado algo a lo que llamamos libro electrónico, que en lo único que se parece a un libro es en el hecho de que aparecen palabras.
En verdad hemos juntado todas las distracciones posibles para que, lo que podría ser una lectura relajada, tensa, emocionante, etc., pase a ser un completo sinsentido con el único objetivo de llegar al día siguiente a su círculo de amigos y poder decir con la cabeza bien alta y la dignidad bien baja: ''Pues aquí tengo unos trescientos libros y unas tres mil maneras de matarlos.'' Y poco más.

La verdad es que la idea de evitarnos el llevar un libro, poco menos que de bolso, en la mano todo el día para arriba y para abajo, se agradece. Y los libros electrónicos hacen esa función. Pero por favor, no convirtamos las cosas en lo que no son. Es igual que ponerle a las patatas sabor de jamón, queso o césped, las patatas tienen que saber a patatas y si quieres algo con sabor a jamón, vas a la tienda y pides cinco quilos para que te dure una buena temporada.

miércoles, 22 de enero de 2014

Re: Se ruega no escupir al médico

*Texto original: Se ruega no escupir al médico

''Se ruega no escupir al médico'' o también se podría haber titulado: ''Se ruega dejar el retraso en casa''.
Y en verdad, los españoles somos así, de quejarnos por todo. Ya sea porque entramos diez minutos tarde en la consulta, porque el autobús no huele a Channel nº5 o porque la señora de delante es demasiado gorda y no nos deja disfrutar de la vista. Todo lo que vemos es motivo de queja. De hecho, esto ya nos lo enseñan desde muy pequeñitos nuestras madres: que si el niño no se come las once comidas, que si has dejado al Actionman sin los pantalones y le va a cojer frío, que si no duermes tus treinta y seis horas diarias... en fin, un sin fin de ejemplos más que conocidos y a cada cual más estúpido. Casi tanto como esas personas que te puedes encontrar a diario en los servicios públicos, haciendo muestra notable de su total falta de educación e inteligencia. Demostrando que, ante todo, ellos fueron en algún momento de su vida unos auténticos malotes y que lo de valorar las cosas que te dan es para los pobres. Olvidándose, quizás, que ellos en cuanto a desarrollo intelectual padecen bastante pobreza. Pero además de aportar tan poco, lo peor de todo es que dificultan, por ejemplo, el funcionamiento de algo tan valioso que tenemos, por ahora, en España: la sanidad pública. Esa sanidad que ha estado entre las más valoradas de todo el mundo y que hay que recordar, ¡es GRATIS!
Totalmente compatible conmigo es el sentimiento de vergüenza que cita el señor Reverte en su artículo al entrar en un hospital y ver el zoo que hay allí montado. Estar en una sala de espera y no parar de escuchar chismorreos de unos, el tararear repetitivo y chirriante de otros, las quejas incesantes a médicos, enfermeras y hasta al señor de la limpieza que pasa por allí harto de que todos esos que se le quejan le vayan después a tirar más mierda por los pasillos, y al típico sabelotodo que explica a diestro y siniestro con más o menos razón, normalmente con mucho de lo último.
Y a veces me pregunto, ¿cómo puede ser que nos quejemos de lo que tenemos? Si es que no nos merecemos nada. A todo le quitamos el valor antes de lo que alguno de estos desechos suelta alguna frasecilla racista sobre los pacientes que están a su lado del tipo: ''Estos son unos gitanos, ¿cómo no van a cojer enfermedades si viven entre la basura?'' seguido de una risita y posterior mirada a dicha etnia. ¿Cómo puede ser que, incluso, nos quejemos de nuestros políticos? Si tenemos lo que nos merecemos. Somos tan estúpidos como los que le ríen la gracia al racista de turno. Del cual critican esas actitudes en casa pero en cuanto se les presenta en las narices, no toman otra decisión que sonreír, bajar la cabeza y ver como se les desploma el cerebro hasta perderlo de vista.

jueves, 16 de enero de 2014

Las duchas

-Mamá, me voy a dar una ducha.
-Pero rápido que queda poca bombona...

Abres el agua caliente, vas al piso de arriba a por la ropa, bajas, se te olvidan los calcetines y vuelves a subir. Cuando estás bajando, tu padre te pide que le cojas la chaqueta que está en su habitación (en el piso de arriba), vuelves a subir y bajas cargado hasta arriba de ropa. Llegas a la ducha y te das cuenta de que no queda jabón. Vas a la tienda de la esquina, compras jabón... una bolsa de Fritos, otra de Lays al Jamón y una esponja, por lo que pueda pasar. Vuelves a casa y te das cuenta de que el agua lleva abierta media hora y si a eso le sumamos que casi no quedaba butano, ya nos podemos ir olviando de la duchita. Pero aún así, miramos que tal está el agua. Para nuestra sorpresa, está hirviendo así que nos apresuramos a meternos dentro y a enjabonarnos. Y entonces, ¡ZAS! empieza a salir el agua más y más fría. Intentas luchar contra ella moviendo la manija del agua caliente hasta el tope pero ella, casi sin fin, cada vez está más fría. Y tu allí, intentando quitarte los restos del jabón mientras te mueves de lado a lado para evitar el chorro de la propia ducha y las gotas que rebotan juguetonas en el cristal y van a parar a tu cuerpo aún medio templado.

Entonces, harto de todo, le pegas una bofetada a la alcachofa. Haciendo que se dé un fuertísimo golpe contra la pared y en ese preciso instante, la ducha acaba de joderte el día. La manguerita, por donde está pasando el agua a menos doscientos grados, decide soltarse y chorrearte enterito de manera que ni el propio Bruce Lee podría esquivarla. Entonces, lo único que te queda es escapar de esa jaula cuanto antes y llamar a técnicos especializados en cuidado de idiotas.
Y así es cómo, poco a poco, esa bonita relación que antes teníais se va alejando más y más hasta que acabas en urgencias por falta de higiene.

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lunes, 13 de enero de 2014

La emigración es cosa de ricos

¿Emigración? ¿Qué es eso? Ahora en España lo llamamos ''movilidad exterior''. Ideas nuevas procedentes del Idiotismo Ilustrado, creo.

Hablamos de épocas de miseria pasadas con tono de soberbia y superación cuando en realidad estamos sino igual, peor . ¿Por qué peor? Pues por el simple hecho de que antaño, al menos, no se perdían cerebritos, no se perdía gente capaz de gobernar, desde sus áreas, esta gran mentira a la que llamamos país avanzado, con todo lo que ello engloba: democracia, igualdad, derechos, etc. Hemos llegado al punto de no retorno, esta ''cosa'' no se sostendrá durante mucho tiempo. Los inteligentes tienen que huír despavoridos ante la amenaza de una vida miserable, que la única salida laboral que les ofrece, si tienen la suerte de tenerla, es un triste puesto en las filas de un McDonald's de poca monta. Tantos años de esfuerzos académicos se ven tirados por la borda ante la indiferente mirada del capitán del barco, que no es capaz de contar con los dedos de las manos todos los obstáculos que ha pasado hasta llegar a ese puesto, a base de talonario y acciones poco respetables. Digamos... que tiene las rodillas algo desgastadas.

Esa gente que ahora escapa con ilusiones de volver, probablemente no lo haga. Probablemente pasen los años y sigan gobernando los mismos incompetentes de siempre.
Estamos tirando a la papelera todas nuestras opciones de salir del agujero, todas nuestras opciones de llegar algún día, al menos, a ser un país democrático. En definitiva, estamos actuando como la cantera de cualquier club deportivo. Criamos a futuros deportistas desde pequeños, con nuestro esfuerzo, el suyo y el de sus familias, conseguimos que alcancen un nivel decente. Una vez allí, destacan, les ve un ojeador del equipo grande, les suben de categoría, y a nosotros nos toca volver a empezar. En nuestro caso particular como país, en vez de venir nadie a ofrecernos un puesto mejor, tenemos que ir nosotros puerta por puerta suplicando y mendigando.

jueves, 2 de enero de 2014

te amo

 Te veo, nos miramos.
Me llamas, no puedo ir.
Te pido perdón, te enfadas.
Aparto la vista, me gritas.
Me giro, nos volvemos a mirar.
Me acerco, me esperas.
Te beso, me abrazas.
Te amo...

Antes de ponerte a dieta, piensa en lo que sufrirán los dulces, solos, sin nadie que les ame tanto como en su día tu lo hiciste. Por un mundo justo, dí NO a las dietas sin dulces.