miércoles, 22 de enero de 2014

Re: Se ruega no escupir al médico

*Texto original: Se ruega no escupir al médico

''Se ruega no escupir al médico'' o también se podría haber titulado: ''Se ruega dejar el retraso en casa''.
Y en verdad, los españoles somos así, de quejarnos por todo. Ya sea porque entramos diez minutos tarde en la consulta, porque el autobús no huele a Channel nº5 o porque la señora de delante es demasiado gorda y no nos deja disfrutar de la vista. Todo lo que vemos es motivo de queja. De hecho, esto ya nos lo enseñan desde muy pequeñitos nuestras madres: que si el niño no se come las once comidas, que si has dejado al Actionman sin los pantalones y le va a cojer frío, que si no duermes tus treinta y seis horas diarias... en fin, un sin fin de ejemplos más que conocidos y a cada cual más estúpido. Casi tanto como esas personas que te puedes encontrar a diario en los servicios públicos, haciendo muestra notable de su total falta de educación e inteligencia. Demostrando que, ante todo, ellos fueron en algún momento de su vida unos auténticos malotes y que lo de valorar las cosas que te dan es para los pobres. Olvidándose, quizás, que ellos en cuanto a desarrollo intelectual padecen bastante pobreza. Pero además de aportar tan poco, lo peor de todo es que dificultan, por ejemplo, el funcionamiento de algo tan valioso que tenemos, por ahora, en España: la sanidad pública. Esa sanidad que ha estado entre las más valoradas de todo el mundo y que hay que recordar, ¡es GRATIS!
Totalmente compatible conmigo es el sentimiento de vergüenza que cita el señor Reverte en su artículo al entrar en un hospital y ver el zoo que hay allí montado. Estar en una sala de espera y no parar de escuchar chismorreos de unos, el tararear repetitivo y chirriante de otros, las quejas incesantes a médicos, enfermeras y hasta al señor de la limpieza que pasa por allí harto de que todos esos que se le quejan le vayan después a tirar más mierda por los pasillos, y al típico sabelotodo que explica a diestro y siniestro con más o menos razón, normalmente con mucho de lo último.
Y a veces me pregunto, ¿cómo puede ser que nos quejemos de lo que tenemos? Si es que no nos merecemos nada. A todo le quitamos el valor antes de lo que alguno de estos desechos suelta alguna frasecilla racista sobre los pacientes que están a su lado del tipo: ''Estos son unos gitanos, ¿cómo no van a cojer enfermedades si viven entre la basura?'' seguido de una risita y posterior mirada a dicha etnia. ¿Cómo puede ser que, incluso, nos quejemos de nuestros políticos? Si tenemos lo que nos merecemos. Somos tan estúpidos como los que le ríen la gracia al racista de turno. Del cual critican esas actitudes en casa pero en cuanto se les presenta en las narices, no toman otra decisión que sonreír, bajar la cabeza y ver como se les desploma el cerebro hasta perderlo de vista.

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