miércoles, 5 de noviembre de 2014

No leas esto

Lo más seguro es que esto que está por venir no sea, ni mucho menos, una obra de arte propia de un niño de seis meses, pero hay que escribirlo sí o también.
Muchas veces me pregunto por qué la gente no hace las cosas fáciles, por qué tiene que negársele a un niño pequeño jugar más tiempo, levantarse de la mesa cuando acaba de comer y, en general, por qué todo el mundo tiende siempre a negar, con la cabeza, con la boca o, directamente, con sus actos. El NO es bien y el SÍ es el demonio hecho palabra. Porque negar es de sabios y ceder es de débiles. Porque no se ganan grandes batallas cediendo, sino oponiéndose y negando. Así, a lo largo de la historia, mil y una guerras se han cobrado la vida de más y más gente que lo único que quería era poder tener su pequeño terrenito para poder plantar malditas patatas y verlas crecer hasta que un día fueran lo suficientemente mayores como para salir de su hábitat y seguir creciendo. ¡Pero no! Nos gusta negar y buscar la guerra sin vencedor, buscar el problema sin solución y las bajas sin justificación. Somos idiotas y eso debería aparecer en cada libro de historia y en letras bien grandes en la portada para no olvidarnos nunca de ello.
En fin, que somos muy idiotas, sobre todo cuando se trata de cuidar o decidir sobre nuestros semejantes ya que siempre la cagamos estrepitosamente y, ¿sabe alguien por qué? Porque nos gusta negarlo todo sea lo que sea y, si aún por encima jodemos a unos cuantos por el camino, más que mejor, ya que de esa manera estaremos demostrando que somos la gran nobleza defendiendo al pobre, ignorante e indefenso pueblo.

lunes, 1 de septiembre de 2014

¡Cállate!

Sí, cállate. Cállate cuando no tengas nada que decir. Cuando las palabras no te salgan con total convicción, cállate. Cuando te hayan quitado toda razón por la que hablar, cállate. Cállate y no dejes de callarte. Habla lo justo cuando sea necesario y cuando no, cállate. No dejes de callarte nunca porque es lo mejor.
No conseguirás nunca cambiar una opinión, una decisión o una forma de ser así que, cállate. Créeme, es inútil, en serio, no sirve de nada hablar a nadie así que shhh, cállate...
Nadie sabrá que estás, pero no importa, mejor así. Nunca tendrán nada que reprocharte, nada de que culparte y nunca tendrán nada que decir de ti. Nada, absolutamente nada.

sábado, 19 de abril de 2014

La publicidad

Iba el señor X un día caminando por la calle y de repente se encontró un autobús. En él, un papel publicitario pegado en la carrocería llamó su atención.
-Que curioso -pensó -una nueva crema que asegura mantener tu piel tersa cien años desde su utilización. Pero claro -se empezó a preguntar el señor X -si es nueva, ¿cómo es que saben ya que va a dar esos resultados? Quiero decir, no ha habido tiempo para probar si eso es cierto o no, nadie puede demostrarlo aún, habría que esperar cien años pero, ¿y si te mueres antes? Luego no puedes volver para contar lo sucedido...
-Entonces -empezó a concluir -solo hay dos posibilidades: o ser estafado por un producto poco o nada veraz, o arriesgarte a que todos tengan la piel tersa el resto de sus vidas y tú no. Con lo cual, además de ser un horroroso monstruo, serías el hazmerreir del mundo entero... Creo que me compraré esa crema.

viernes, 11 de abril de 2014

Bucle

Cuando lo reconozco me pongo a temblar, pero él no se da cuenta. Para disimular contino repasando la hoja.

TRES DÍAS ANTES

Son las siete de la mañana y el maldito despertador ya está sonando... cada repetición del monótono sonidito me entra en la cabeza como una bala y me la atraviesa de un lado al otro.
-Por suerte -pienso- ya es el último día que te tengo que aguantar, desgraciado.
Me levanto, cojo lo primero que encuentro para taparme un poco y me acerco a la ventana despertador en mano (ahora ya apagado). El día promete ser caluroso y sin demasiado viento. Bajo la vista hacia la poco atractiva calle que está doce pisos bajo mis pies y, como me esperaba, está más vacía que mi nevera. Ni un alma vaga por ella y el único movimiento que hay es el de unos cuantos papelillos de colores que flotan en el aire. Miro al despertador, como quien mira a una amada, y sin darle tiempo a soltar ni una lagrimilla, ya está cayendo de camino al suelo mientras yo veo como se acerca, por fin, su último día. Poco tiempo después ya es historia en este mundo, que se vaya a despertar ahora a San Pedro, si le apetece.
Hechos los honores, cojo mi petate y abandono la que había sido mi intento de casa durante los últimos diez años. Unos años, por cierto, bastante buenos pero nada comparables a lo que me esperaba. Bajo en ascensor hasta la planta baja y allí me encuentro la primera sorpresa que me esperaba, un puñado de vecinos había decidido darme la despedida y desearme buena suerte. La verdad, la opinión que tengo de ellos es bastante pobre pero en fin, todos podemos actuar por un día.
Diez minutos después estoy por fin en el coche con todo listo para emprender el camino. Echo una última mirada al barrio, arranco y salgo. Para variar, en la radio no suena nada de provecho, estúpido reggaetón por todas partes y multitud de grupos de pop que repiten una y otra vez estrategia: ser jóvenes guapos y a la moda, dejando en manos de un ordenador el tema de hacer la música. En fin, visto el panorama, cojo uno de los discos que tengo por el coche de Judas Priest y, ahora sí, encaro las tres horas de coche que me esperan con algo más de alegría.

Son las diez de la noche y tras presentar documentos, comer algo y esperar con ansiedad durante más de dos horas en unos incómodos asientos, por fin estoy en la cola de embarque. Tan solo nos separan ya poco más de nueve horas de vuelo... que poco parecen comparadas con los años que llevamos planeándolo. La cola avanza y vamos entrando todos tranquilamente en el avión, ocupando cada uno el asiento que le corresponde. El mío, como no podía ser de otra manera, situado en ventanilla. Pronto cojo el sueño y duermo a ratos las siguientes siete horas, sin enterarme demasiado del viaje.

Me despierto ya en Martes y el Sol aún no ha salido, aunque poco le queda. Mientras tanto, a nosotros ya nos van sirviendo el desayuno y bastante que lo agradezco. Desde que abro los ojos por primera vez, no puedo dejar de pensar en él y en lo poco que nos queda para conseguirlo.
Tras el desembarque y todo lo que necesitas hacer para poder entrar en un país sin necesidad de saltar ninguna afilada y peligrosa valla, estoy ya en mi recién alquilado coche y me dirijo a la dirección donde acordamos que quedaríamos ese mismo día. Ya solo quedan un par de horas. Mi corazón late sin control y el pedal del acelerador está más presionado de lo aconsejable pero, por suerte para mí, pocos coches circulan a estas horas de la mañana, por lo que no contemplo tener ningún accidente.
Dos horas después sigo en el coche y no he llegado a mi destino, creo que me acabo de perder y así me lo confirma un pueblerino que me informa  de que me he confundido de salida pero que no estoy demasiado lejos. Tan solo quince minutos y habré llegado, me dice. Y así fue.
Hace muchos años que no estaba por aquellas calles pero recuerdo los viejos carteles de las tiendas y peluquerías que llenaban la ciudad antaño y que ahora son un simple recuerdo de lo que un día fuimos.
Según me acerco a la casa, mis pulsaciones aumentan peligrosamente y por fin, ya solo una curva y unos cien metros nos separan. Tomo cautelosamente la salida y la veo, allí está. Esa casa que tanto había echado en falta. Estoy ya en frente a ella, apago el motor, bajo del coche con una mezcla de tranquilidad y nerviosismo y me acerco a la puerta. El timbre sigue siendo el mismo aunque un poco más desgastado. Lo presiono y no tardan en abrirme la puerta. Una señora vestida completamente de negro y con lágrimas en los ojos me mira ahora mientras mi corazón se para unos segundos.
-Hola -la saludo con tono de humildad.
-Ho... hola... -me contesta entre sollozos- ¿lo conocía usted?
-¿Conocer a quién? -le pregunto con miedo a su respuesta.
-Ya sabe... a... Alex -y tras pronunciar estas palabras, se echa a llorar y mascullar entre dientes toda clase de insultos.
Mi corazón se para del todo y mi cabeza deja de funcionar. No puede ser... Esto no está pasando, es todo una mala pesadilla. Es imposible... Alex...
Los ojos se me congestionan y las lágrimas empiezan a brotar de ellos sin control. Empiezo a ver todo nublado y me desmayo.
Pasan las horas y, cuando la tarde ya está bastante avanzada, me despierto en una sala muy conocida por mis ojos y veo como ahora una cara familiar me observa desde una silla sin poder contener las lágrimas y con el rostro desgarrado por la tristeza.
De pronto la realidad me da el mayor golpe que me había dado hasta la fecha y lo empiezo a asimilar, él ha muerto sin que nos llegásemos a conocer. Vuelvo a cerrar los ojos obligado por otro desmayo y me despierto de nuevo en lo más profundo de la noche. Ahora, esa cara que antes me miraba, descansa a poca distancia en un sofá tapada por una fina manta.
Tengo la boca muy seca y el estómago vacío así que me levanto y voy a la cocina a trompicones a buscar algo que llevarme a la boca. De camino piso una hoja de lo que parece ser un dibujo y la guardo en el bolsillo de mi pantalón. Llego a la cocina malamente y cierro la puerta para poder encender la luz y así no despertar a nadie. Abro la nevera y cojo lo primero que tengo a mano, lo pongo sobre la mesa y me siento. Saco del pantalón la hoja que me había encontrado antes y la estiro. Entonces, al ver lo que en ella hay, mi cuerpo empieza a temblar y las lágrimas vuelven a salir sin control de mis ojos. Una mezcla fatal de rabia y tristeza me acompaña mientras veo el dibujo hecho por Alex mucho tiempo atrás. Es un dibujo típico de un niño pequeño, con sus tremendos errores al colorear y dibujar que lo dotan, si cabe, de una mayor perfección. Alex se había imaginado ya tiempo atrás este momento y lo había ilustrado, poniéndose a sí mismo en el centro del dibujo acompañado por mí y por su madre, que estaba descansando ahora en el sofá. Él se había imaginado esto y no era de la manera que lo estaba viviendo yo.
De pronto escucho un ruido que procede de la puerta principal. Abro apresuradamente la puerta de la cocina, desde la que se puede ver toda la planta baja, y veo como alguien está entrando por ella, pero no atino a saber quien es por la falta de luz. Unos instantes después esa menuda figura está más cerca y entonces lo puedo ver. Cuando lo reconozco me pongo a temblar, pero él no se da cuenta. Para disimular continuo repasando la hoja. Esa hoja donde está él representado en el centro y yo le doy la mano. Ese hijo que yo había tenido que abandonar sin saberlo hace diez años por culpa de la emigración, está ahora ante mis narices a tan solo un paso. Se detiene ante mí y alza la vista. Me agacho con infinita alegría a abrazarlo y, cuando tan solo nos separan unos centímetros, suena el despertador. Son las siete de la mañana.

miércoles, 9 de abril de 2014

Las sillas

Siempre a nuestro lado... nos ayudan cuando nos mareamos, herimos o cuando afrontamos la muerte ante la cruel mirada de nuestro verdugo, el cañón del arma que nos apunta a los sesos y que no va a dudarlo ni un instante.
Siempre a nuestro lado... y ni las gracias les damos. De hecho, las maltratamos dibujando en su respaldo soeces partes del cuerpo humano, haciéndoles agujeros, quemándolas y demás barbaridades que las pobres tienen que sufrir. No tenemos en consideración todo lo que hacen por nosotros día tras día porque, si así fuera, las trataríamos como si de dioses se tratase y miles de corderos serían sacrificados todos los años para honrarlas.
Siempre a nuestro lado, incluso cuando nadie se atreve a acercarse, allí están ellas, en su rincón, esperando complacernos con sus servicios a cambio de una pequeña suma de dinero. Ay, las sillas...
Gentes del mundo, respeten a las sillas porque algún día las necesitarán más de lo normal y, del modo que las tratamos no creo que tarden mucho en irse y dejarnos tirados en el frío y áspero suelo, al cual nuestros problemas importan más bien poco. Al fin y al cabo, solo es el suelo...

martes, 8 de abril de 2014

Historias

Historias y más historias, apiñadas, apretujadas, manteniéndose en pie gracias a la ayuda de sus semejantes que, en realidad, de semejantes poco tienen. Nos miran, las miramos y todos somos iguales.
Nosotros, humanos que se apiñan en un cuarto con mesas y sillas, todos juntos e iguales, apoyándonos en nuestros semejantes para mantener el equilibrio, aunque de semejantes poco tenemos.
Algún loco se atreve de vez en cuando a imaginarse lo que habrá tras la carrocería y se encuentra con que a lo mejor vale la pena intentarlo, ser valiente y leerla. Tal vez, y solo tal vez, una de esas con el lomo desgastado y una portada cutre sea lo mejor que vaya a leer en toda su vida pero, sin embargo, aquí está, hablando sobre libros en estanterías o personas en sillas y mesas, según como se mire.

viernes, 4 de abril de 2014

Etiquetas

Etiquetas, necesitamos etiquetas para indicarnos lo que somos. Etiquetas colgando de nuestras cabezas, de nuestra ropa, etiquetas en la puerta de casa, del frigorífico y del lavabo. Etiquetas en todas partes, todo perfectamente etiquetado, incluso este texto lo está, aunque tú no se la veas, la tiene. Todo muy bien etiquetado... todo, absolutamente... todo.
¿Y si nos equivocamos? ¿Y si nos pasa como en las rebajas que nos venden algunos artículos al mismo precio que tenían antes pero ponen ahora uno mayor tachado para hacernos creer que ahorramos algo? ¿Y si las etiquetas fueran solo prejuicios? ¿Y si...? Bueno, no sé, a lo mejor estoy loco... creo que necesito una nueva etiqueta.

jueves, 3 de abril de 2014

Las Palabras

Si yo fuese una palabra estaría ofendido, lo que tienen que soportar rebasa los límites de la crueldad. Ellas, humildes e inocentes, nacen con una forma, un significado, una identidad que las diferencia de todas las demás. No hacen daño a nadie, ni siquiera se quejan por compartir significado con sus familiares en el diccionario y nosotros, como seres más inteligentes que nos creemos, hacemos con ellas lo que nos da la gana... Empezamos cambiándoles el significado al echarles por encima un líquido llamado ''metáfora'', ''sarcasmo'' o ''ironía'', dependiendo de nuestro poder adquisitivo. Las palabras, lo creáis o no, sufren cada vez que se altera su identidad de una manera tan brutal.
Por si fuera poco, no nos quedamos tan solo en el ámbito de la perversión física, sino que pasamos al psicológico cuando decidimos cambiar su lugar de origen y las movemos a nuestro antojo por frases y oraciones, dándole a esta práctica tan sádica nombres bonitos para ocultar el horror que en verdad representan. Cuando hacemos este tipo de actos, las palabras se pierden, no saben muy bien que hacer en ese nuevo lugar que se les ha sido adjudicado y no tienen claro cual es su sitio en el mundo. Lloran y sufren en silencio ante la dominante mirada de su malhechor, el humano, que da el último paso y analiza hasta lo más profundo la anatomía de estas, las dota de un nombre que no quieren, dependiendo de su lugar en la oración, y hace que tengan una nueva función, como si ser palabra ya fuese fácil.
Señores, dejen en paz a las palabras, no quieren ser movidas, ni transformadas ni analizadas, quieren ser simples y claras, quieren cumplir la función con la que un día nacieron, comunicar. En definitiva, dejemos a las palabras ser, simple y llanamente, palabras.

lunes, 24 de febrero de 2014

Dis is Spaiñ

La cosa está alcanzando límites desproporcionados y nunca antes imaginados. La vergüenza ajena y la mofa son ahora los adjetivos que modifican al sustantivo 'español', por no hablar del enorme paso atrás que estamos dando. Y sí, me refiero a la religión. Si bien lo normal sería irnos olvidando cada vez más de ella, con este gobierno conseguimos totalmente lo contrario, hasta el tan insultante punto de ver como un ministro de un país aconfesional (España) otorga a una Virgen un reconocimiento policial. Lo próximo que será, ¿darle el premio Goya a la mejor interpretación a Moisés por su papel de 'Abro ríos, ou yeah!' en la Biblia? Venga hombre... Por cierto, una grandísima obra de ficción. Bastante recomendable ese best seller.
He de decir que ahora mismo me repugnan infinitamente todos los que forman el gobierno y los que aspiran a formarlo dentro de unos años, pero lo de los señores del PP no tiene nombre. Casos de corrupción por doquier, pasividad ante una crisis descomunal, leyes destinadas a callar bocas, recortar derechos y fortalecer la Iglesia y, con ello, la ignorancia. Claro que esto último no es casualidad, al fin y al cabo, es la manera que tienen estos seres de llegar a la presidencia de un país. Y es que queramos o no, España da asco en todos los ámbitos. La gente, por norma, se conforma con desarrollar su inteligencia hasta los cinco años y lo único que les acaba importando es encontrar novi@ y verse bien en el espejo. Entonces, si esta es la realidad que todos vemos (y que nadie me la niegue), ¿cómo pretendemos salir de esta gran mentira? ¿Cómo pretendemos, si quiera, quejarnos y ser escuchados? Sinceramente, mi confianza en el pueblo español hace tiempo que está en negativo y dudo mucho que el pronóstico mejore. Lo único que nos queda, me temo, es seguir tragando mierda hasta que algún día aparezca algún bicho raro por el Parlamento y ponga las cosas en su sitio.
Mientras tanto, deberemos agachar la cabeza, seguir siendo insultados, recortados como personas y esclavizados como animales por los que de verdad siempre han tenido el poder, los hombres de los billetes.

Andalucía

Andalucía, tierra querida,
me ayudas en los días más vacios...
Con tu parsimonia
llenaba yo miles de ríos.

Gentes maravillosas,
mires donde mires, llenan las calles,
plagadas de mendigas
pidiéndote que no te rayes.

Gentes que desprenden alegría,
soltando por esa boquita perlas de artesanía.
La inteligencia en ellas brilla,
es por eso que pasan todos los días en la cocina.

Ay Andalucía...
que me inculcas enseñanzas cada día.
Que lo de ser vago no es malo.
Si eres andaluz, lo raro sería lo contrario.

sábado, 22 de febrero de 2014

Las niñas pequeñas

Que cosas tan bonitas... se podría decir que literalmente por ellas los años no pasan. Se van haciendo cada vez más viejas y están cada vez más marchitas pero en cuanto les hablas, te das cuenta de que no, de que es mentira, siguen siendo unas crías. Tienen la piel arrugada, canas y necesitan ayuda para levantarse, pero en su cabeza hay mariposas, zapatitos de cristal y bonitas canciones para gente que no quiere escuchar, esas canciones que se repiten una y otra vez en todas partes y que, aunque no nos gustan, se acaban metiendo en nuestras cabezas a golpe de martillo, canciones que vamos repitiendo a lo largo de toda nuestra vida y que vamos contagiando a otros. Al final, como si de una epidemia se tratase, están tan esparcidas que hasta nos creemos que son obras maestras propias de genios meritorios de ser recordados, aunque se hayan llevado a la tumba la obra de verdad, la compleja, esa que a nadie gusta por aquello de que, al fin y al cabo, son solo gritos.
A lo largo de toda su vida, las niñas pequeñas se van encontrando trozos de la partitura que debiera haber sido difundida pero, como están acostumbradas a lo simple, deciden dedicarle una cruel mirada por encima del hombro y seguir por su camino. Aún así, siempre queda la loca que decide cuestionarse, parar y darse cuenta de que había vivido equivocada toda su vida.
Claro que, en un mundo de personas cuerdas, las locas son quemadas en la plaza del pueblo mientras  suenan a su alrededor los cánticos de moda, entonados por la gran muchedumbre que acude al espectáculo de la quema de la verdad y el festejo de la ignorancia más plena.

lunes, 17 de febrero de 2014

Aquí estamos


E aquí estamos,
enchendo sobres e vaciando casas.
Matando liberdades e parindo chourizos.
En fin, a culpa sempre será dos veciños.

E aquí seguimos,
culpando aos inocentes e rindo cos  culpables.
Abusando da palabra para ocultar verdades.
Decidindo a dedo e multando á mente.
Procurando que os ricos non sexan un doente,
que para iso xa está o pobo, eso si, co cú ardente.
Dentro de pouco, aquí xa poucos quedaremos.

Porque,
entre curas e paletos esto non hai quen o mova,
pero ai de quen llo diga, que se poñen coma lobas.
Defendendo a súa empresa a toda costa,
que o de coidar meniños xa queda para as monxas.

jueves, 13 de febrero de 2014

Los premios Goya

¡Bienvenidos un año más a los premios Goya, para hacerlo diferente al anterior, premiaremos a la película española menos mala, así como a sus actores, reparto, etc. y criticaremos al gobierno que subvenciona nuestra mierda que nadie se atreve a ver! Por si fuera poco, intentaremos convertir esto en algo gracioso y populista para meternos al pueblo en el bolsillo y, de paso, su dinero. Nos autonombraremos la voz de los más débiles que luchan contra los malvados gobernantes, aprovechando que eso de quejarse está de moda, y lloraremos para que más dinero no merecido llegue a nosotros. Y si nos reprochan algo, diremos entonces que no saben apreciar el enorme legado cultural español que les dejamos a las generaciones futuras.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Palomitas

Hace tan solo un par de horas, esto hubiera parecido imposible pero allí estaba yo, viendo la nueva película de la maravillosa saga Crepúsculo. Esa saga nominada a toda clase de prestigiosos premios. Desde los ''Guionista de tu pueblo'' hasta los ''Peor película, guión, actor y actriz del año''. Una pena que se les haya escapado el primero...
Para el que desconozca la existencia de estos largometrajes, haré un pequeño resumen:
Trata sobre unos vampiros de lo más feroz  que desayunan tostadas con sangre de untar y en sus ratos libres juegan al béisbol en campos tan grandes como los de ''Oliver y Benji''. Si, esos de cinco mil metros cuadrados.
Por archienemigos tienen a los integrantes de ''Black Eyed Peas'' en versión vampiresca, contra los cuales juegan partidillos de vez en cuando.
También aparecen unos hombres lobo con los que no se acaban de entender. Los cuales  tienen dos característica bastante fuertes. La primera es que, para cada problema, tienen una misma solución: sacarse la camiseta y luego ya ver que es lo que les conviene hacer. La segunda, y quizás la más desconcertante, es que tienen menos pelo en el cuerpo que el calvo de navidad en la cabeza. Vamos, lo que viene siendo el prototipo de hombre lobo...
Una vez dicho esto, creo que todos los lectores se pueden hacer una perfecta idea del sufrimiento por el que estaba pasando. A mi alrededor, cientos de chiquillas con el coeficiente intelectual en negativo y echando humo por las orejas cada vez que a uno de los protagonistas se le planteaba un problema. Y yo allí, sin saber aún por qué demonios había entrado.
¿En que momento se me había pasado por la cabeza acercarme a aquellos cines?
Ver aquella oferta de palomitas gratis y comprar la entrada, desde luego, no había sido la mejor decisión de mi vida.

lunes, 3 de febrero de 2014

Ladrillos

¿Donde os habéis escondido?
¿Por qué ya no estáis a nuestro lado como antaño?
Os echamos mucho de menos... Ahora en vez de irrompibles ladrillos, prefieren darnos cámaras de ultimísima generación que te permiten hacer llamadas y mandar mensajes, pero rompen más fácilmente que los tacones de Cenicienta.
Me pongo muy triste cada vez que lo miro y pienso: ''si fueras un Nokia Ladrillo360 podría jugar contigo a tantas cosas... Pasarte por encima con el coche, tirarte al suelo y provocar una catombe, atarte a un palo y picarle la pared al vecino...''
¿Que os han echo? ¿Os han destruido? ¡Eso es imposible! Seguro que os tiraron a todos al espacio y ahora os estáis juntando en algún alejado planeta esperando el momento de avalanzaros sobre vuestros verdugos. Que yo eso lo sé. Que tengo un octavo sentido para estas cosas...
Desde aquí solo deciros que se os quiere como el primer día. Que nunca olvidaremos esas primeras partidas al Snake ni esas primeras carcasas que, cuando las quitabas, le daban una apariencia mucho más bonita al teléfono... Jamás olvidaremos lo generosos que fuisteis al dejar que el botón de encendido y apagado se independizase del de colgar y jamás, pero jamás, olvidaremos esos cortos tonos de llamada que utilizábamos a modo de banda sonora de cualquier tarde aburrida...
Por todo ello, mil gracias Nokia. Sin ti, no sería lo que hoy en día soy...

viernes, 31 de enero de 2014

Los coches

Los coches, esos pequeños rebeldes que reclaman tu atención y cariño a todas horas cual hijo pequeño. Pero con la ventaja de que lo puedes pagar a plazos.
Siempre están ahí, mirándote con esos ojitos y pidiéndote que lo enciendas y te vayas a tirar la basura a la vuelta de la esquina con él.
Buscan tu atención, a veces, de maneras poco ortodoxas:
Que si se les ha pinchado una rueda y les duele...
Que si se les ha acabado el agua y tienes que rellenarles la botella...
En fin, cómo cualquier niño pequeño, necesitan sus cuidados y mimos y tampoco se los vamos a negar ya que luego nos puede pasar como a muchos que, en cuanto se les hacen mayores, no les gusta cómo ha acabado la cosa y llaman a programas de televisión para que les echen una mano y los devuelvan al buen camino. Ya sea cambiándoles la carrocería, la tapicería o el motor en algunos casos extremos.
De igual manera que con los críos, las leyes también son amables y flexibles con ellos. No es la primera vez que, estando una anciana cruzando la calle, aparece de la nada un padre primerizo muy feliz con su bebé y la culpable del atropello acaba siendo la señora por interponerse en la trayectoria del coche.
Pero bueno, todo sea por mantener el índice de natalidad, esas bellas estampas de ciudades repletas de padres y madres con sus cochecitos y esos humos, motivo de risas para unos y de desagrado para otros.

miércoles, 29 de enero de 2014

Hasta que lo pierdes

Sé que es poca gente la que leerá esto (entre los cuales me incluyo) pero creo que necesito dejarlo plasmado en una página en blanco que poco a poco se llena de negro y, de paso, recordaros algo fundamental.
Como bien dice el título, no sucede hasta que lo pierdes. Y creo que todos sabéis a que me refiero, no te das cuenta de cuanto necesitas algo o a alguien hasta que se va. Cuento todo esto por un simple sueño al que podríamos llamar pesadilla, una de esas que te levantas y agradeces estar de nuevo en el mundo real y ver que era todo mentira. En mi caso solo fue un sueño, por suerte, pero esto pasa a diario y la gente se da cuenta demasiado tarde, cuando no puedes volver atrás. Porque la vida no otorga segundas oportunidades, no es un juego en el que puedas hacer trampas para enmendar un error ni un exámen suspenso que recuperas a final de curso. Las cosas pasan y no hay vuelta de tuerca.
Recurriré a mi pesadilla para utilizarla como ejemplo. En ella, después de dejar de hablar con un ser querido por el teléfono, veía como en las noticias anunciaban que se estaban produciendo revueltas en el lugar donde estaba esa persona y que los problemas con los más agresivos se sucedían. Yo, alarmado y a todo prisa, intentaba comunicarme con ella pero no era capaz, por más que llamaba y mandaba mensajes, no respondía a nada... Después de eso, el mundo se me echó encima y la ansiedad me invadió acompañada del eterno vacío que había dejado ahora esa persona en mí... Por suerte, justo en ese momento desperté muy alterado y pude comprobar que no había pasado absolutamente nada, pero me sirvió para recordarme lo que ahora escribo, no nos damos cuenta de lo mucho que necesitamos a alguien hasta que no está. Es por eso que os digo y me recuerdo que aprovechéis lo que tenéis ahora y dais por sentado que siempre tendréis porque, lo que en mi caso ha sido un sueño, podría ser la realidad de alguno. Esa realidad de la que, por desgracia a veces, no te puedes despertar.

sábado, 25 de enero de 2014

Canis por el mundo

Antes de empezar, canis del mundo, que no se os calienten las orejitas que es de colegueo esto ;)
Si, si, ya va... ahora se lo escribo en su idioma: 'Haver xiks, n hos henfadéis q sto s d bn royo Xd'
Ale, presentaciones hechas, ahora me voy a desfogar un poquito con vosotros porque después de todo el SIDA que me habéis pasado creo que ya me toca:

Primero de todo amigos, aprended a escribir, ¡POR FAVOR! Mis ojos lloran cada jodida vez que hay que leer algo escrito por vosotros. Que si ponéis la 'v' y la 'b' donde os sale del orto, que si alargais las palabras repitiendo letras, que si ponéis putos símbolos de dollar en vez de eses y, lo peor de todo, ¡no paráis de presionar 'mayus' a cada puto segundo! Ya sé, os cuesta distinguir en que remoto sitio de esos inmensos textos hay que poner mayúsculas y probablemente pensaréis que es mejor que sobren a que falten pero no es así. Y si no estáis de acuerdo, miraos un poco, os sobra el retraso por todas partes, cabrones.

Segundo, las putas fotos de mierda. ¡¿Pero que cojones hacéis de vuestra vida?! Siempre sacando fotos, en el espejo del baño, en el espejo del baño del vecino, en el espejo del baño de la amiga... ¿Que pasa? ¿Hacéis jodidos túneles de casa a casa para que no se os pueda ver fuera de ese baño lleno de mierda y con un niño cagando? Es eso, ¿no?

Tercero, ¿qué os pasa en la cara? Contadme... ¿El médico en vez de pegaros en el culo os dio un poco más arriba con el cordón umbilical de vuestra madre? Joder, y es que aún por encima tenéis los cojones tan grandes de poner cara de pato, ¡que la vuestra ya mete miedo de por si! Sobre todo con la descomunal cantidad de maquillaje que os echáis encima (en el caso de las 'sexy mamasitas') y esos peinados de monguer que, o bien os rapáis casi toda la cabeza, o dejáis el felpudo ahí arriba para limpiar los pies antes de entrar al cuarto de baño.

Cuarto y último punto, dáis asco. Muchos asco, y no es de coña. Es muy triste ver que hay 'semejantes' a uno mismo que son tan retrasados. Y luego aún nos preguntamos por qué este mundo da asco. Si es que vosotros, inocentes canis, solo sois un trocito de la gran mierda que está a nuestro alrededor a diario. El trocito ese que tienes que limpiarte después de una gran cagada. Es por eso, que no seré cruel con vosotros, solo deseo que os extingáis de una puta vez y que alguien tire cuanto antes de la cadena. Gracias :)

viernes, 24 de enero de 2014

Cosas electrónicas

¿Quiere usted tener la posibilidad de violar un libro? Ahora puede hacerlo tranquilamente desde el sofá de su casa y sin el menor remordimiento.

Lea una tragedia mientras suena de fondo Paquito el Chocolatero o a la vez que reenvía absurdas cadenas de mensajes a sus veinte amigos mas cercanos para evitar que la niña del pozo salga de él y le vaya a dar las buenas noches cuando se acueste.
Para usted, persona multitaréa y más que avanzada, hemos creado algo a lo que llamamos libro electrónico, que en lo único que se parece a un libro es en el hecho de que aparecen palabras.
En verdad hemos juntado todas las distracciones posibles para que, lo que podría ser una lectura relajada, tensa, emocionante, etc., pase a ser un completo sinsentido con el único objetivo de llegar al día siguiente a su círculo de amigos y poder decir con la cabeza bien alta y la dignidad bien baja: ''Pues aquí tengo unos trescientos libros y unas tres mil maneras de matarlos.'' Y poco más.

La verdad es que la idea de evitarnos el llevar un libro, poco menos que de bolso, en la mano todo el día para arriba y para abajo, se agradece. Y los libros electrónicos hacen esa función. Pero por favor, no convirtamos las cosas en lo que no son. Es igual que ponerle a las patatas sabor de jamón, queso o césped, las patatas tienen que saber a patatas y si quieres algo con sabor a jamón, vas a la tienda y pides cinco quilos para que te dure una buena temporada.

miércoles, 22 de enero de 2014

Re: Se ruega no escupir al médico

*Texto original: Se ruega no escupir al médico

''Se ruega no escupir al médico'' o también se podría haber titulado: ''Se ruega dejar el retraso en casa''.
Y en verdad, los españoles somos así, de quejarnos por todo. Ya sea porque entramos diez minutos tarde en la consulta, porque el autobús no huele a Channel nº5 o porque la señora de delante es demasiado gorda y no nos deja disfrutar de la vista. Todo lo que vemos es motivo de queja. De hecho, esto ya nos lo enseñan desde muy pequeñitos nuestras madres: que si el niño no se come las once comidas, que si has dejado al Actionman sin los pantalones y le va a cojer frío, que si no duermes tus treinta y seis horas diarias... en fin, un sin fin de ejemplos más que conocidos y a cada cual más estúpido. Casi tanto como esas personas que te puedes encontrar a diario en los servicios públicos, haciendo muestra notable de su total falta de educación e inteligencia. Demostrando que, ante todo, ellos fueron en algún momento de su vida unos auténticos malotes y que lo de valorar las cosas que te dan es para los pobres. Olvidándose, quizás, que ellos en cuanto a desarrollo intelectual padecen bastante pobreza. Pero además de aportar tan poco, lo peor de todo es que dificultan, por ejemplo, el funcionamiento de algo tan valioso que tenemos, por ahora, en España: la sanidad pública. Esa sanidad que ha estado entre las más valoradas de todo el mundo y que hay que recordar, ¡es GRATIS!
Totalmente compatible conmigo es el sentimiento de vergüenza que cita el señor Reverte en su artículo al entrar en un hospital y ver el zoo que hay allí montado. Estar en una sala de espera y no parar de escuchar chismorreos de unos, el tararear repetitivo y chirriante de otros, las quejas incesantes a médicos, enfermeras y hasta al señor de la limpieza que pasa por allí harto de que todos esos que se le quejan le vayan después a tirar más mierda por los pasillos, y al típico sabelotodo que explica a diestro y siniestro con más o menos razón, normalmente con mucho de lo último.
Y a veces me pregunto, ¿cómo puede ser que nos quejemos de lo que tenemos? Si es que no nos merecemos nada. A todo le quitamos el valor antes de lo que alguno de estos desechos suelta alguna frasecilla racista sobre los pacientes que están a su lado del tipo: ''Estos son unos gitanos, ¿cómo no van a cojer enfermedades si viven entre la basura?'' seguido de una risita y posterior mirada a dicha etnia. ¿Cómo puede ser que, incluso, nos quejemos de nuestros políticos? Si tenemos lo que nos merecemos. Somos tan estúpidos como los que le ríen la gracia al racista de turno. Del cual critican esas actitudes en casa pero en cuanto se les presenta en las narices, no toman otra decisión que sonreír, bajar la cabeza y ver como se les desploma el cerebro hasta perderlo de vista.

jueves, 16 de enero de 2014

Las duchas

-Mamá, me voy a dar una ducha.
-Pero rápido que queda poca bombona...

Abres el agua caliente, vas al piso de arriba a por la ropa, bajas, se te olvidan los calcetines y vuelves a subir. Cuando estás bajando, tu padre te pide que le cojas la chaqueta que está en su habitación (en el piso de arriba), vuelves a subir y bajas cargado hasta arriba de ropa. Llegas a la ducha y te das cuenta de que no queda jabón. Vas a la tienda de la esquina, compras jabón... una bolsa de Fritos, otra de Lays al Jamón y una esponja, por lo que pueda pasar. Vuelves a casa y te das cuenta de que el agua lleva abierta media hora y si a eso le sumamos que casi no quedaba butano, ya nos podemos ir olviando de la duchita. Pero aún así, miramos que tal está el agua. Para nuestra sorpresa, está hirviendo así que nos apresuramos a meternos dentro y a enjabonarnos. Y entonces, ¡ZAS! empieza a salir el agua más y más fría. Intentas luchar contra ella moviendo la manija del agua caliente hasta el tope pero ella, casi sin fin, cada vez está más fría. Y tu allí, intentando quitarte los restos del jabón mientras te mueves de lado a lado para evitar el chorro de la propia ducha y las gotas que rebotan juguetonas en el cristal y van a parar a tu cuerpo aún medio templado.

Entonces, harto de todo, le pegas una bofetada a la alcachofa. Haciendo que se dé un fuertísimo golpe contra la pared y en ese preciso instante, la ducha acaba de joderte el día. La manguerita, por donde está pasando el agua a menos doscientos grados, decide soltarse y chorrearte enterito de manera que ni el propio Bruce Lee podría esquivarla. Entonces, lo único que te queda es escapar de esa jaula cuanto antes y llamar a técnicos especializados en cuidado de idiotas.
Y así es cómo, poco a poco, esa bonita relación que antes teníais se va alejando más y más hasta que acabas en urgencias por falta de higiene.

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lunes, 13 de enero de 2014

La emigración es cosa de ricos

¿Emigración? ¿Qué es eso? Ahora en España lo llamamos ''movilidad exterior''. Ideas nuevas procedentes del Idiotismo Ilustrado, creo.

Hablamos de épocas de miseria pasadas con tono de soberbia y superación cuando en realidad estamos sino igual, peor . ¿Por qué peor? Pues por el simple hecho de que antaño, al menos, no se perdían cerebritos, no se perdía gente capaz de gobernar, desde sus áreas, esta gran mentira a la que llamamos país avanzado, con todo lo que ello engloba: democracia, igualdad, derechos, etc. Hemos llegado al punto de no retorno, esta ''cosa'' no se sostendrá durante mucho tiempo. Los inteligentes tienen que huír despavoridos ante la amenaza de una vida miserable, que la única salida laboral que les ofrece, si tienen la suerte de tenerla, es un triste puesto en las filas de un McDonald's de poca monta. Tantos años de esfuerzos académicos se ven tirados por la borda ante la indiferente mirada del capitán del barco, que no es capaz de contar con los dedos de las manos todos los obstáculos que ha pasado hasta llegar a ese puesto, a base de talonario y acciones poco respetables. Digamos... que tiene las rodillas algo desgastadas.

Esa gente que ahora escapa con ilusiones de volver, probablemente no lo haga. Probablemente pasen los años y sigan gobernando los mismos incompetentes de siempre.
Estamos tirando a la papelera todas nuestras opciones de salir del agujero, todas nuestras opciones de llegar algún día, al menos, a ser un país democrático. En definitiva, estamos actuando como la cantera de cualquier club deportivo. Criamos a futuros deportistas desde pequeños, con nuestro esfuerzo, el suyo y el de sus familias, conseguimos que alcancen un nivel decente. Una vez allí, destacan, les ve un ojeador del equipo grande, les suben de categoría, y a nosotros nos toca volver a empezar. En nuestro caso particular como país, en vez de venir nadie a ofrecernos un puesto mejor, tenemos que ir nosotros puerta por puerta suplicando y mendigando.

jueves, 2 de enero de 2014

te amo

 Te veo, nos miramos.
Me llamas, no puedo ir.
Te pido perdón, te enfadas.
Aparto la vista, me gritas.
Me giro, nos volvemos a mirar.
Me acerco, me esperas.
Te beso, me abrazas.
Te amo...

Antes de ponerte a dieta, piensa en lo que sufrirán los dulces, solos, sin nadie que les ame tanto como en su día tu lo hiciste. Por un mundo justo, dí NO a las dietas sin dulces.