lunes, 24 de febrero de 2014

Dis is Spaiñ

La cosa está alcanzando límites desproporcionados y nunca antes imaginados. La vergüenza ajena y la mofa son ahora los adjetivos que modifican al sustantivo 'español', por no hablar del enorme paso atrás que estamos dando. Y sí, me refiero a la religión. Si bien lo normal sería irnos olvidando cada vez más de ella, con este gobierno conseguimos totalmente lo contrario, hasta el tan insultante punto de ver como un ministro de un país aconfesional (España) otorga a una Virgen un reconocimiento policial. Lo próximo que será, ¿darle el premio Goya a la mejor interpretación a Moisés por su papel de 'Abro ríos, ou yeah!' en la Biblia? Venga hombre... Por cierto, una grandísima obra de ficción. Bastante recomendable ese best seller.
He de decir que ahora mismo me repugnan infinitamente todos los que forman el gobierno y los que aspiran a formarlo dentro de unos años, pero lo de los señores del PP no tiene nombre. Casos de corrupción por doquier, pasividad ante una crisis descomunal, leyes destinadas a callar bocas, recortar derechos y fortalecer la Iglesia y, con ello, la ignorancia. Claro que esto último no es casualidad, al fin y al cabo, es la manera que tienen estos seres de llegar a la presidencia de un país. Y es que queramos o no, España da asco en todos los ámbitos. La gente, por norma, se conforma con desarrollar su inteligencia hasta los cinco años y lo único que les acaba importando es encontrar novi@ y verse bien en el espejo. Entonces, si esta es la realidad que todos vemos (y que nadie me la niegue), ¿cómo pretendemos salir de esta gran mentira? ¿Cómo pretendemos, si quiera, quejarnos y ser escuchados? Sinceramente, mi confianza en el pueblo español hace tiempo que está en negativo y dudo mucho que el pronóstico mejore. Lo único que nos queda, me temo, es seguir tragando mierda hasta que algún día aparezca algún bicho raro por el Parlamento y ponga las cosas en su sitio.
Mientras tanto, deberemos agachar la cabeza, seguir siendo insultados, recortados como personas y esclavizados como animales por los que de verdad siempre han tenido el poder, los hombres de los billetes.

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